1 feb 2009

RESUMEN MARCOS 4

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Mar 4:1-41
Propone la parábola del sembrador, y la explica a sus discípulos. Dice cómo la luz debe ponerse en el candelero; continúa con la parábola de la semilla echada en la tierra, que crece, durmiendo el que la sembró, y del grano de mostaza: todo lo que interpreta después a sus discípulos. Durmiendo en la barca, le despiertan estos, y serena una tempestad de mar.

2 a. No según la doctrina de los fariseos, de los sacerdotes, y de los doctores de la ley, sino según su doctrina, opuesta al desarreglo y corrupción de su corazón o de un modo sencillo y acomodado a la capacidad de los oyentes.

10 b. El Griego: hoi perí autón sún tóis dódeka, los que estaban alrededor de él juntamente con los doce.

c. El sentido de la parábola.

11 d. Esto es, a los que no tenían la dicha de estar como ellos en su compañía; y en el sentido espiritual, a los que debían ser mirados como extraños para entrar en el reino de los cielos, sólo se proponían las verdades en enigmas y en parábolas, para que no las comprendiesen. Los judíos señalaban a los gentiles, llamándolos hoi éxo, qui foris sunt; porque todas las tierras y provincias, fuera de la suya, las llamaban en hebreo fuera de aquella tierra, que dio Dios en posesión a su pueblo; y el Salvador, para confundirlos y darles en rostro con su infidelidad, aplicaba a la nación judaica esta misma expresión, con que ella caracterizaba a los gentiles.

12 e. En el texto Griego se lee en este segundo lugar el verbo ídosi de eidéo, video, que se aplica a los ojos del alma, y significa entender, advertir.

13 f. Como si les dijera: ¿Vosotros que me estáis oyendo hablar todos los días de las verdades de la ley nueva, tenéis todavía tan poca aplicación e inteligencia en las cosas pertenecientes a vuestra salud, que no entendéis una parábola tan fácil? De lo que se infiere, que no basta estar en la compañía del mismo Jesucristo, ni oírle hablar frecuentemente de los misterios del reino de los cielos, si Dios mismo no abre estas orejas espirituales, estas orejas interiores, que son necesarias para entender, como se debe, lo que llega exteriormente a las del cuerpo. Los Apóstoles veían todos los días imagen sustancial del Padre, y todos los días escuchaban la palabra de su Verbo. Mas esta gracia tan singular los hubiera hecho más culpables, si se hubieran mostrado sordos a sus voces. El ejemplo de Judas fue una prueba muy funesta de esta insensibilidad.

15 g. MS. E tuelle. Satanás, como se escribe siempre en los libros del Nuevo Testamento, o Satán, como se escribe en los del Antiguo, es palabra hebrea, que significa enemigo, contrario. Pero por antonomasia se da este nombre en varios lugares de la Escritura, y en el uso común de los fieles, al demonio, como en Mt 12,26: Si Satanás echa fuera a Satanás, ¿cómo subsistirá su reino?

17 h. MS. Mas son temperosos. Es temporal su duración.

20 i. Esto es, por uno.

21 j. MS. So el moyo.

k. ¿Y para que de este modo alumbre a los que entran? Pues del mismo modo quiero que lo hagáis vosotros. Yo al presente enciendo en vosotros con mis instrucciones y mi gracia una luz de divina sabiduría, para que puestos después sobre el candelero podáis alumbrar a los otros enseñándoles estas mismas verdades que son de vida eterna.

22 l. MS. Que no sea paladina.

24 m. El Griego: tóis akóuousin, a vosotros que oís. Esto es, a proporción del trabajo y atención que empleareis en recibir, y cultivar la semilla de la divina palabra, será Dios liberal y magnífico en derramar sobre vosotros nuevas y mayores gracias. El hombre recogerá a proporción de lo que hubiere sembrado (Gál 6,8) y El que siembra poco cogerá poco (2Cor 9,6). Dios es liberalísimo, y a los que saben hacer buen uso de lo que tienen ya, les dará más y más; pero a los que lo tienen como si no lo tuvieran, porque no saben aprovecharse, ni hacer buen uso de lo que tienen, les será quitado esto, y quedarán reducidos a un estado el más deplorable, como se verificó en los Cafarnaitas, de los cuales se ha hablado ya en otros lugares.

25 n. Lo que parece que tiene.

26 o. El que anuncia el Evangelio del reino de Dios.

27 p. No depende de la voluntad del que arrojó el grano, y cultivó la tierra, el que se forme en yerba, crezca, y llegue a sazón, para que sea segado, y produzca fruto a su tiempo; porque todo esto pasa sin que él lo advierta, y sin que sepa cómo sucede. Esto es lo mismo que decía San Pablo (1Cor 3,6): Que él había plantado y regado mas que el Señor lo hizo crecer. Y del mismo modo lo deben hacer los predicadores del Evangelio.

30 q. MS. ¿Le apodaremos?

31 r. MS. De la senap.

33 s. O acomodándose a la capacidad de sus oyentes; aunque muchos Padres no admiten este sentido, sino que dicen, que Jesucristo hablaba así por vía de parábolas, para que le entendiesen solamente aquellos cuyo corazón estaba bien dispuesto.

34 t. MS. Despartiégelo todo.

36 u. A la sazón sin haber tomado alimento, ni reposado de la fatiga de haber estado predicando y enseñando todo el día, y sin provisión ni otro aparejo.

39 v. MS. Y quedó el viento.

40 w. El Griego: tí deilói este hóuto? pós ouk éjete pístin? ¿Cómo estáis tan medrosos? ¿por qué no tenéis fe?

x. El que sepa cuán imperfecta era todavía la fe de los discípulos, no extrañará que admirados preguntasen de este modo.

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